Cuando termino una práctica quiero sentir que ha sido una ofrenda a la vida, a mi cuerpo, a mi respiración. Una oportunidad para no luchar, sino para encontrar la escucha, la presencia, la cooperación … alargando cada respiración con la intención de celebrar estar viva y tener el regalo de experimentarme a mi misma, en lo difícil, en lo fácil.
Cuando comienzo una práctica quiero expresar lo intuitivo, lo salvaje, el enorme potencial escondido. Quiero hacer de ella una oración.
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La practica de Yoga como Ofrenda
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